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Ayer fue la ultima marcha del año por parte del movimiento estudiantil. La convocatoria tuvo lugar a las 11 de la mañana en los alrededores de Plaza Italia llegando al lugar aproximadamente unas 2000 personas. Como esta marcha, que intentaria llegar al centro de Santiago, no estaba autorizada, la dotacion de efectivos de Carabineros de Chile era la esperada para no permitir que los asistentes llegaran a tomarse la Alameda para marchar.
El intento de marcha comenzó pasada las 11 de la mañana y en vista de que no se podría caminar por la Alameda, los estudiantes comenzaron a avanzar por la calle General Bustamante en dirección sur, lo cual no fue efectivo ya que por Av. Bilbao los esperaban los infaltables Guanacos de Carabineros. En ese lugar comienzan los primeros incidentes los cuales se fueron incrementando en los alrededores y centrándose frente al Liceo Arturo Alessandri, donde los manifestantes fueron fuertemente reprimidos. Allí se registraron las primeras detenciones por parte de Carabineros, quienes sin mediar criterio, se llevaron detenido a un personaje de todas las marchas: el infaltable Viejito Pascuero, un señor de unos 70 años aproximadamente que vivió en carne propia el abuso policial y fue detenido por un grupo de efectivos policiales.
Por la tarde
Tras los incidentes ocurridos en la mañana en el Parque Bustamante, los estudiantes avanzaron en forma pacífica por el Paseo Ahumada en dirección a Plaza de Armas, donde concluyó sin problemas, pese a no tener autorización de la Intendencia.
La marcha se inició en Alameda con el Paseo Ahumada, desde donde casi un centenar de universitarios marcharon hasta la principal plaza capitalina, al ritmo de batucadas, en lo que fue la última movilización convocada de este año por las organizaciones estudiantiles.
Una vez en Plaza de Armas, los estudiantes instalaron un “buzón gigante” donde los transeúntes pudieron depositar sobres escritos alusivos a las demandas estudiantiles que marcaron las movilizaciones de este año que termina.
La manifestación fue vinculada al contexto de la navidad y, según expresó el máximo dirigente de la FECh, Gabriel Boric respondió a la necesidad de insistir en que los estudiantes chilenos “que nos hemos movilizado este año, queremos volver a colocar sobre la mesa los sueños colectivos del país. Le entregamos papel a la gente para que pudiera expresar sus deseos”.
Imágenes Agencia Uno
Un año agitado
Paralelamente, estudiantes dejaron el Liceo Darío Salas de Santiago, uno de los pocos colegios que estaba tomado por sus alumnos por más de seis meses para presionar.
El miércoles pasado también salieron voluntariamente los estudiantes que tenían tomadas la Casa Central de la Universidad de Chile, la más importante del país, y el Instituto Nacional, uno de los colegios públicos más antiguos.
Mientras los estudiantes salían de la sede de la Universidad de Chile, otros llegaban para efectuar labores de limpieza y borrar los miles de rayados que se hicieron en las paredes.
Los alumnos cerraron así un año marcado por ocho meses de protestas para exigir el fin del sistema educativo heredado de la dictadura de Augusto Pinochet y que ante la falta de respuesta del gobierno del presidente Sebastián Piñera continuará en el 2012.
“Aún no se han definido las formas de movilización para el 2012”, dijo Gabriel Boric, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), la más poderosa del país. No descartó que se repitan las marchas, paros y ocupaciones de planteles.
Marchando incluso con lluvia o nieve en los meses del invierno y a pleno sol en otoño y en primavera, los alumnos protagonizaron este año más de 40 marchas callejeras, algunas de ellas las más masivas de las últimas dos décadas en Chile, con más de 100.000 personas, entre cánticos, bailes y ambiente de carnaval.
También organizaron llamativas iniciativas, como varias masivas coreografías callejeras o una corrida interrumpida de 1.800 horas alrededor del palacio del Gobierno, tomándose las principales calles y apoderándose casi por complejo de la agenda política chilena.
Producto de las reformas impuestas por la dictadura de Pinochet (1973-1990), que redujo a menos de la mitad el aporte público a la educación e impulsó el ingreso de los privados, hoy solo el 40% de los escolares asiste a colegios públicos gratuitos, mientras no existe esa posibilidad a nivel superior.
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